Creo firmemente en Dios, no lo hago a ciegas y aceptando cosas ilógicas. Reconozco que es imposible para la mente humana encontrar error en Dios, pero no me refiero solamente a «creer que existe», al creer en él me refiero a lo siguiente:
- Creo que existe. Es más difícil probar que no existe que probar que si existe, por eso no me resulta difícil creer que existe, no como haciéndole un favor a él, sino como haciéndomelo a mí mismo, porque el hecho de que crea en él, es la evidencia de que él me ha hecho un favor a mí.
- Creo en lo que él dice. Nos basta poner en práctica lo que Dios nos manda para notar que el bien es para nosotros mismos. Dios no hace trampas y todo nos lo tiene dicho en la Biblia, donde podemos conocer su voluntad. Lo que ha dicho se ha cumplido, se está cumpliendo y se cumplirá lo que falta… sin falta. No hay mala intención de su parte, lo que dice es justo y los únicos afectados son aquellos que voluntariamente deciden ignorar, cuestionar o despreciar lo que Dios ha dicho.
- Creo en el medio que estableció para comunicarse. La palabra de Dios nunca será manipulada o alterada para aquel que sinceramente busca hacer la voluntad de Dios, porque para ellos Dios envió a su Espíritu Santo, para guiarles a toda verdad, por eso mismo, en su palabra escrita, Dios aclara que no es allí donde está su voluntad sino en el Espíritu Santo. Podríamos leer una versión de la Biblia ‘manipulada’ pero, si lo que buscamos es conocer la voluntad de Dios para obedecerla, sin lugar a dudas, el Espíritu Santo hará su maravillosa su obra.
- Creo en su Plan de Salvación. Creo que el plan de salvación de Dios es perfecto, infalible, misericordioso y no puede ser burlado, porque aquel que intente burlarlo se estará engañando a sí mismo, a Dios nadie puede burlarlo. No puede ser mejor, veamos unos aspectos del plan de salvación de Dios:
- Cuando el diablo creía estar venciendo a Jesús en la cruz, era precisamente cuando Jesús le estaba venciendo a él. Por su naturaleza malvada, prevista por Dios, al hacer daño nos hizo un bien, un bien que no viene de él sino de Dios que cambió las cosas para nuestro beneficio. No se trata del burdo engaño de los que pretenden pintar a Judas como el artífice de nuestra salvación por haber provocado el sacrificio. El que pretende hacer daño o lo hace sin pretenderlo pero por buscar la satisfacción de sus mezquinos deseos, nunca será el que genera el bien que Dios extrae de sus malas acciones. Por la misma razón, si al caminar por la calle una persona tropieza con una piedra y resulta que por ese golpe se libra de un mal mayor, no regresa a la piedra a presentarle su agradecimiento sino que tiene la suficiente inteligencia para entender que hay algo más inteligente que la piedra que promovió ese golpe con la piedra para que no recibiese el mal mayor, además de ser algo más inteligente que la piedra, necesaria mente será algo más real que la casualidad. Entendiendo esto, dará gracias o será como aquellos que encienden la ira de Dios porque no dan gracias.
- Lo más difícil de la forma de salvación que Dios nos otorga es que se trata de algo sumamente fácil para todos.
- El don más precioso es gratuito y eso no puede entenderlo la mente orgullosa que todo quiere pagarlo y en lugar de dar gracias pretende merecerlo, por tanto orgullo no pueden recibir lo que es gratuito y pretendiendo agradar a Dios le desagradan porque hacen vano el sacrificio de Jesucristo.
- El que cree entiende. Se empieza por tener temor, lo que implica un grave respeto a la voluntad de Dios, pero luego, al empezar a practicar esa voluntad, la mente del hombre empieza a darse cuenta que lo que Dios le manda es por su propio bien, termina entendiendo que hacer lo que Dios quiere es lo que más deberíamos querer si entendieramos. No se trata de entender para creer sino de creer para entender, he aquí en lo que consiste la maldición del hombre que confía en su propia sabiduría y no reconoce la supremacía inigualable de la sabiduría de Dios.
- El plan de salvación tiene dos componentes muy interesantes:
- Por la fe en Jesucristo recibimos perdón de todos nuestros pecados.
- Por la promesa de Jesucristo recibimos al Espíritu Santo para que nos guíe a toda verdad, nos consuele y esté con nosotros hasta que Jesús vuelva.
- Si recibimos perdón y luego ayuda divina para no volver a caer, agreguemos la promesa de Dios que nos garantiza que no seremos tentados más de lo que podamos soportar, entonces, qué tenemos? SALVACIÓN GARANTIZADA.
- La ley es fácil de entender pero imposible de cumplir. La forma de salvación que por la gracia de Dios se nos concede por creer en Jesucristo, el evangelio, es imposible de entender pero fácil de recibir. Después de recibirla podrá entenderla, ese es el orden que confunde a la sabiduría humana.
Creo que lo que Dios quiere es mejor que lo que yo quiero y cuando lo que yo quiera coincida con lo que Dios quiere para mí, entonces estaré en buena comunión con mi Dios.
Aunque pareciera que al creer se rechaza a la inteligencia, sucede todo lo contrario, creer es la manifestación más pura de la inteligencia. Nada que perder, todo por ganar. No se trata sólo de creer, sino de creer correctamente y creer correctamente es Creer en Jesucristo, porque sólo esa Fe es la que salva.
POR ESO, CREO. CREO EN JESÚS COMO MI SALVADOR.