Menú

El sufrimiento, es necesario?

Muchas aflicciones pueden evitarse, si consideramos algunas como pruebas y otras como castigo.

Algunas aflicciones son parte de la preparación que necesitaremos para realizar una tarea que Dios sabe que tiene para nosotros (inevitables/necesarias) mientras que otras aflicciones vienen como consecuencia de nuestros actos o pensamientos (evitables/castigos).

Luego de salir de las aflicciones inevitables o necesarias, deberíamos sentirnos orgullosos y victoriosos, pero debería preocuparnos haber sufrido aquellas que son consecuencia de nuestras acciones (castigos), porque conviene aprender a evitarlas y no resulte que seamos de los que se dice que "perecen por falta de entendimiento".  Imagine usted a su hijo celebrando porque resistió los azotes recibidos después de un mal comportamiento pero triste después de haber alcanzado una meta que le implicó muchos sacrificios.  No tendría sentido ver a nuestros hijos haciendo eso, pero Dios mira a muchos de sus hijos haciendo algo así.

Las opciones para aprender son sólo dos: "Por la buena o por la mala", con nuestra forma de pensar y de vivir, atraemos o podríamos provocarnos más aflicción de la que es inevitable.

Está la opción de ser enseñados o enseñar a los nuestros a tener poco y a tener mucho.  La otra opción es vivir justo con lo básico porque de lo contrario hacemos algo malo.  

Dios pone delante de nosotros la maldición y la bendición, luego nos dice que con nuestros actos elegimos una opción.  

Paz o aflicción?, usted decide cómo desea vivir.

Si el tema le interesa, este artículo incluye más reflexiones sobre la aflicción a la luz de las escrituras.

La aflicción es «inevitable» para todo ser humano, pero Dios no desea que permanezca en esa condición .

Cuando vengan tiempos difíciles, debemos estar seguros que tienen un propósito porque Dios tiene buenas intenciones para sus hijos. Especialmente para los que esperan en él.

Jeremías 29:11  Isaías 26:3

Como es normal, cada persona tiene una idea del «sufrimiento» y suele interpretar o hasta provocar lo que le acontece, de acuerdo a ella.

Job 3:25

Dios nos permite elegir y pone delante nuestro la bendición y la maldición, la vida y la muerte y nos invita a elegir.

Deuteronomio 11:26  Jeremías 21:8

Cada uno conoce sus debilidades y debe saber que otros no tienen las mismas, por eso leemos que el rey Salomón le pide a Dios sólo lo necesario, porque si tiene mucho se olvidará de él y si tiene poco, robará. Imagine usted lo que significa lo básico o lo mínimo para un rey y las riquezas que la escritura detalla que tuvo Salomón. Pero no es la única forma de ver las cosas, porque Pablo dice estar enseñado para tener poco y también para tener mucho, para estar saciado como para tener hambre y cierra que todo lo puede gracias a Dios. Entonces, cada uno debe decidir si pide como Salomón o como Pablo procura estar enseñado para todo y que no sufra limitaciones por temer que la abundancia le alejará de Dios.

Proverbios 30:7-9  Filipenses 4:11-13

Para mi, mientras más lejos, mejor. ( 1 Samuel 16:24 ) Hay muchas cosas, especialmente ésta de la «aflicción», por las que deberíamos pedir a Dios, no sólo en la medida de lo posible, sino más bien, apelando a su misericordia, que nos libre de necesitarlas para comprender algo que él nos quiera enseñar.

Daniel 10:12,  Salmos 109.21

En la escritura encontraremos enseñanza sobre cómo sobrellevar la «aflicción», pero difícilmente encontraremos que nos enseñe a «desearla», «pedirla» ni «procurarla».

Dios asume que pediremos cosas buenas y nos asegura que podemos esperar cosas buenas de él; para aclararlo, menciona que a nuestros hijos no les damos una serpiente cuando piden un pez ni les damos una piedra cuando piden un pan.

Lucas 11:13

Es muy probable que a usted no le alegraría que sus hijos se acercaran a pedirle azotes, diciéndole que de esa manera se acordarán de hacer lo que usted les ha mandado. Aunque le parezca que la intención de sus hijos es buena, estoy seguro que procurará ayudarlos o guiarlos para que encuentren una forma más «inteligente» de lograr lo que usted les mandó, sin requerir anticipadamente los azotes, ni merecerlos después. Mientras estemos en esta vida, claro que tendremos tiempos de «aflicción», pero, no se trata de afrontarlos solos, podemos pedir el oportuno socorro, a Dios le agrada que le pidamos, porque puede y quiere librarnos de las aflicciones. «Pedir ayuda» es la más básica e importante lección que debemos aprender de toda aflicción que llegue a nuestras vidas.

Salmos 34:19

Me ha tocado, como a muchos, vivir etapas difíciles, pero, no me ha faltado el oportuno auxilio del todopoderoso. ( Salmos 37:25 ) Puedo asegurar que ha sido bueno conmigo y no lo digo por jactancia, sino porque creo, que la gente debe saber que le conviene, y mucho, acudir a él pidiendo su auxilio, siempre que lo hagan creyendo que él puede y quiere ayudarles. ( Hebreos 11:6 )

Según nuestra edad y nuestra disposición a observar, hemos experimentado alguna forma de «aflicción» y observado a otros en las mismas o peores circunstancias, y aunque hayan finalizado sus vidas así, por la escritura sabemos que fue lo mejor y que Dios sabe tener cuidado de los suyos. ( Isaías 57:1 ) ( Salmos 37:25 ) Por eso, me atrevo a presentar una breve reflexión sobre la forma en la que algunos cristianos comprenden o deberían comprender la «aflicción» en sus vidas.

Aunque todos creen tener la interpretación más apegada a la escritura, hay algunas interpretaciones que conviene analizar. Especialmente aquella que parece basarse en la siguiente afirmación:

«Nos conviene sufrir, para acordarnos de Dios»

Las buenas intenciones, muchas veces nos llevan al equívoco, como cuando Pedro quiso «librar» a Jesús de ser sacrificado. ( Mateo 16:23 )

Peligrosamente, el criterio tradicional de «la penitencia» o «auto infligirse sufrimiento» para compensar nuestras malas acciones, nos puede llevar a procurar el sufrimiento como medio de santificación o para hacer méritos para merecer el perdón. Todo cristiano debe tener presente que le será mejor obedecer lo que Dios le manda, que luego hacerle sacrificios. ( 1 Samuel 15:22 )

No sería exacto creer que el propósito exclusivo del sufrimiento es mantener viva y fortalecer nuestra relación o dependencia de Dios. A los que aman a Dios, todas las cosas ayudan a bien y en eso puede incluirse la «aflicción», pero eso, claro está, tampoco excluye a la «felicidad», porque la felicidad, también es una condición en la que Dios puede glorificarse en nuestras vidas. ( Romanos 8:28 ) Que Dios pueda levantarte de las cenizas, no significa que vivamos procurando estar en las cenizas.

De dónde viene este extraño aprecio a la «aflicción»?

La inminencia de la aflicción para el cristiano se anuncia en la escritura, para que no le tome por sorpresa, no para que la desee ni procure:

…en este mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo!… ( Juan 16:33 )

Justo antes de ese texto se aclara que nos habla de eso, para que en él tengamos paz, no para que tengamos aflicción en él. Es para que, cuando venga la aflicción, sepamos que él es más poderoso y ha vencido al que provoca esa aflicción, por eso, tenemos una esperanza real.

No debemos sorprendernos cuando llegan tiempos de «aflicción» ni creer que es por un descuido o mala intención de nuestro guardador.

  1. No decepcionarse porque a Dios no le importa vernos sufrir.
  2. No renegar de Dios porque él, que tiene control de todo, es en realidad, el causante de la «aflicción».

Entonces, no nos preocupemos por pedir «aflicción» a Dios, más deberíamos procurar prevenirla, porque muchas veces viene por nuestra desobediencia pero hay también, ocasiones en las que Dios utiliza la «aflicción» para que el mundo vea, cómo actúa en sus hijos la confianza en su padre en todas las circunstancias. ( Job 2:10 )

La «aflicción» vendrá sin que la pidamos y, la debemos comprender con una de estas actitudes:

  1. Considerar que nos capacita. La aflicción nos prepara para guiar a otros cuando estén desesperados porque están sufriendo situaciones similares a las que nosotros experimentamos en un momento dado de nuestra vida. Nuestro señor es «experimentado en quebrantos» por nosotros, aunque nosotros no lo valoramos ( Isaías 53:3 ) y si él hubiera pasado por este mundo sin experimentar aflicción alguna, no tendríamos esperanza de su comprensión. ( 1Juan 2:1 )
  2. Utilizarla para ejercitar la FE. No hay peor momento para tener fe que cuando las cosas van mal, sin embargo, es la forma en la que Dios prueba que realmente creemos en él y, como lo entendieron los amigos de Daniel: si Dios no nos libra de la aflicción, estamos seguros que nos proveerá la capacidad necesaria para mostrarle al mundo cómo actúa un hijo de Dios bajo tales circunstancias. ( Daniel 3:17-18 )

Si alguien cree que necesita «pedirle sufrimiento a Dios», seguramente es de los que «cuando están alegres no cantan al señor» dándole gracias por su misericordiosa protección y provisión, por eso, reconocen el riesgo de olvidarle cuando están «en las buenas». ( Santiago 5:13 )

Recordemos que Job, no pidió la aflicción que le vino, ni vino por la mala intención de Dios. Dios lo permitió, porque sabía que Job, aparte de no olvidarse de él estando en la bonanza, tenía un corazón agradecido, que no le renegaría en los tiempos difíciles. ( Job 1:8 ) Aunque permitió que sufriera para demostrar la actitud de alguien que lo respeta, ( Job 1:10-12 ) después de eso, Dios honró la actitud de Job que para nada se gozó en el sufrimiento si no hasta maldijo el día en que había nacido ( Job 3:3-4 ) porque así no le hubiera tocado sufrir lo que estaba sufriendo.

Job no renegó de Dios y Dios, en lugar de devolverle los tiempos buenos, lo trajo a tiempos mejores. ( Job 42:10-17 ) No registra la escritura que Job, a partir de esa experiencia haya estado pidiendo otro tiempo de aflicción para mejorar aún más su condición. Porque entendió que fue Dios y no el sufrimiento el que lo hizo estar mejor.

Si Dios te da la opción de elegir entre vivir cantándole alegre o clamándole de angustia en angustia: Cuál elegirías?

Una pregunta nada más

Jesús mismo, no gustaba de sufrir y por eso, desde su corazón pidió al señor que, si era posible, lo librara del sufrimiento que estaba por venirle ( Mateo 23:39 ) pero, era necesario para librarnos a nosotros y por eso, el padre, para darnos esperanza de salvación de nuestros propios pecados, entregó a su hijo a ese sufrimiento, pero no falta quien, en lugar de agradecer ese gesto, señala de malvado a Dios por hacer eso con su hijo, porque no entienden ni agradecen el propósito. ( Juan 3:16 )

La aflicción vendrá como fruto de la maldad que reina en este mundo y porque así como odiaron a Jesús, también procuran el mal de los que le siguen.

No hay que confundirse creyendo que la palabra de Dios enseña algo como esto: » en este mundo necesitaréis aflicción, pero pedidla, porque con aflicción yo vencí al mundo «

Creo que Dios nos advierte de que en este mundo tendremos aflicción, para que tengamos claro que no es algo que le toma por sorpresa y que nuestra esperanza debe fortalecerse porque Jesús venció al que nos aflige y podrá darnos también la solución.

En la escritura se consideran las dos condiciones en las que nos podemos ver durante nuestra vida: Alegres o con aflicción y en cada caso nos dice qué hacer. ( Santiago 5:13 ) En la primera nos invita a gozarnos y en la segunda nos anima a pedir su ayuda para salir de allí y confiar en que él puede sacarnos de esa condición.

Se nos enseña que aprovechemos a cantar cuando estemos alegres y a orar cuando estemos tristes o angustiados. Pero, parece que algunos entienden que deben cantar de alegría cuando están sufriendo y orar para pedir sufrimiento cuando se sienten alegres.

Quiera Dios guiarnos para ser guiados a actuar y creer de manera que él se agrade diciendo que «entremos en su reposo» y no ser como los israelitas que luego de ser sacados de Egipto, por no creer, Dios dijo que nunca entrarían en su reposo o tierra prometida de abundancia.

No reniegue de Dios si está sufriendo, ni se olvide de cantar a Dios si está contento.

Es el amor de Dios, su gracia y misericordia la que nos acerca a él, el sufrimiento no es el emisario de Dios para mejorar nuestra relación con él. El perfecto amor, echa fuera el temor. Dios no nos quiere viviendo en el temor de que nos olvidaremos de él si no estamos en aflicción.

Si nosotros siendo malos, nos agrada dar buenas cosas a nuestros hijos, imagine a un su hijo que está por salir de paseo, pidiéndole azotes para no olvidar sus consejos. Si nos entristecería semejante suplica de nuestros hijos…. cómo sentirá Dios si le pedimos sufrimiento para no olvidarnos de él, como si sólo en esas circunstancias es «necesario» en nuestras vidas.

Imagine a un matrimonio que se da cuenta que, ahora que gozan de una mejor condición económica, se han incrementado las discusiones y problemas entre ellos. Entonces, en lugar de aprender a entenderse en el uso de sus recursos y disfrutar de la nueva condición que Dios les ha permitido, decide volver a la escasez o a la miseria para mejorar su relación. |»Le parece la solución más sabia?»

Aprendamos a superar los tiempos de aflicción tomados de la mano de nuestro señor y también a gozarnos en él, en los tiempos que nos lleve a delicados pastos a descansar.

Algunas cosas duras vienen a nuestra vida porque no prestamos atención y no comprendemos lo que Dios nos ha querido enseñar «a la buena». Debemos suplicar al señor que nos de entendimiento para no necesitar de «la sacudida» para entender. Cual el discípulo amado, debemos acercarnos a Dios para que la prueba no sea frecuentemente necesaria para que vivamos como Dios lo desea.

No cabe duda que el discípulo amado, el único que se libró de ser martirizado, es el tipo de cristiano descrito por el mensaje a la iglesia de Filadelfia, la única a la que se le dice que será librada de la prueba venidera. ( Apocalipsis 3:10 )

Siempre he considerado que el mensaje a las 7 iglesias es un mensaje a 7 tipos de cristianos y nos conviene identificar qué tipo de cristianos somos, porque los hay muy buenos, con admirables cualidades y logros, pero, por cierto descuido, Dios les está advirtiendo que corrijan eso que les falta o tendrán que sufrir.

Mire, cada uno, de no ser ese tipo de cristianos que les toca sufrir para aprender lo que Dios, de la mejor manera nos avisa oportunamente para librarnos de esa prueba.