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Charlas con Testigos de Jehová

La primera visita

Cuentan que un enorme león entró a un museo y se detuvo frente a la pintura de un cazador que con su bota encima de un león muerto lo exhibía como trofeo. El león que miraba la pintura en tono burlón dijo: «¡Bien se ve quién pintó esto!».

El león sentía y sabía que podía devorar en segundos a cualquiera de los hombres allí presentes y por lo tanto, la pintura era una tontería del hombre. El león pensaba así de la pintura porque no comprendía el poder del armamento del cazador.

De muchos es conocido que los «testigos de Jehová» llegan a casi todas las casas a presentar su religión, se arman de valor y practicamente salen de cacería. Hace algunos años llegaron a mi casa, casualmente pocos días después de haber leído un poco de su historia, su doctrina y sus dinámicas de «evangelismo» que me despertaron la inquietud de platicar con alguien de esa religión y un viernes por la tarde llamaron a mi puerta.

Siempre llegan en grupo a un vecindario y luego se distribuyen, algunos van solos y otros en parejas para tocar en las casas, aún sabiendo que en muchas de esas casas ni se molestarán en abrir la puerta y que otros lo harán sólo para decirles que se larguen, pero eso no los hace retroceder porque están convencidos de estar cumpliendo un mandato divino.

A mi puerta llegaron dos señoras, con el largo vestido que las caracteriza, una mucho más joven que la otra. Al abrirles la puerta me vieron temiendo un rechazo pero aún con esa pena, me preguntaron si podían hablar conmigo de la Biblia. Su inquietud se disipó al ver el gusto con que acepté su visita, aunque aún no adivinaron que mi gusto era por la mera curiosidad de confirmar si su religión y sus doctrinas eran tan extrañas como me parecieron cuando las había leído hacía poco.

Las señoras se sentaron en las sillas que les ofrecí y por el calor que hacía recibieron con agrado algo de beber. Después de algunos comentarios triviales sobre el clima, indicaron que leerían un texto bíblico para explicar por qué estaban allí. Leyeron Mateo 28:18-19 donde Jesús le dice a sus discípulos que le había sido entregado todo el poder en el cielo y en la Tierra y les manda ir por todo el mundo e invitar a todas las personas a seguirlo y ser parte de su reino. De lo leído hicieron énfasis en la parte de «ir por todo el mundo y hacer discípulos», porque con su visita ellas estaban cumpliendo con ese mandato.

Luego de leer la escritura que justificaba su visita y otros textos bíblicos, los explicaron con agrado porque veían que contaban con toda mi atención. Luego de exponer su mensaje me cedieron la palabra invitándome a presentarles cualquier duda que yo tuviera sobre lo expuesto por ellas o de la Biblia en general, porque ellas estaban allí para ayudarme. Supongo que por la atención que les presté, no esperaban preguntas complicadas pero yo creía que mis preguntas podrían ponerles en aprietos, porque recordé un par de preguntas que había encontrado en la internet para confrontarles con aspectos esenciales de sus doctrinas. Así llegó el momento de presentarles la primera de las preguntas: ¿Jesús es Dios?

La pregunta era clave y les ponía en un dilema porque según lo que había leído de ellos, no reconocen la deidad de Cristo, es decir, que no lo consideran Dios, entonces para responder esa pregunta se la deben jugar porque si responden que no es Dios, cualquier cristiano casi está obligado a invitarlos a retirarse de su casa, porque desconocer la deidad de Jesucristo es un atentado al fundamento de su fé de los cristianos, sin embargo, para mi sorpresa, los testigos de Jehová ya fueron entrenados para dar una respuesta a esa pregunta y me dijeron que si, que Jesús era Dios, pero que Jesús era «Dios Poderoso» en cambio Jehová era «Dios Todopoderoso». Bueno, no era la respuesta que yo esperaba pero era evidente que ellas ya se esperaban esa pregunta y por eso fué tan inmediata su respuesta con todo y la explicación del nivel de poder de Jesucristo y de Dios Padre.

Llegó el momento para la siguiente pregunta y sin mucho protocolo se las expuse: ¿Jesús y Jehová son uno solo?

Esa pregunta también era clave porque había leído que los testigos de Jehová no creen que Padre, Hijo y Espíritu Santo sean el mismo Dios, lo que los cristianos conocemos como la Trinidad, basándonos a muchas ocasiones que Jesús dijo que él y su padre eran uno solo, Jesús decía también que el que le veía a él veía al padre. En la Biblia también encontramos que el que rechaza al hijo, rechaza al Padre. Entonces, esa pregunta también debería ser difícil de responder para los testigos de Jehová, pero no fué así, la señora de mayor edad me dijo que no, que no eran uno y mientras abría su Biblia me invitó a abrir la mía, para leer Mateo 12:50 donde Jesús le dice a sus dicípulos que los que hacen la voluntad de su Padre que está en los cielos, son sus hermanos, hermanas y madre. Ella explicó que si Jesús estaba allí hablando con las personas en la Tierra y les dijo que su Padre «estaba en el cielo», era evidente que no eran la misma persona porque la misma persona no podría estar en ambos lugares al mismo tiempo.

A partir de allí, la conversación dió un giro inesperado tanto por ellas como por mi, porque fueron preguntas espontáneas basadas en lo que ya se había platicado. La siguiente pregunta que les hice también era puntual: ¿Cuántos dioses tienen ustedes?

Las señoras no esperaban esa pregunta, porque esa no la encontré en internet y seguramente no habían sido preparadas para responderla, pero sintieron que tenían clara la respuesta y sin titubear me dijeron «Uno, sólo hay un Dios», entonces les recordé que me acababan de decir que «Jesús era Dios Poderoso» y que «Jehová era Dios Todopoderoso» agregando poco después que no eran el mismo Dios, lo que ya me permitía ver que ellos tenían al menos «dos dioses».

Llegados a este punto, sólo podían aceptar que tenían al menos dos dioses o confesar que habían mentido al decir que Jesús era «Dios Poderoso». Pero ellas prefirieron guardar silencio, advirtieron que estaban en aguas profundas y no las quise atormentar exigiendo una respuesta y mejor continué con mis comentarios sobre sus propias palabras y les hice otra pregunta más sencilla: ¿Ya que ustedes me indican que Jehová es «todopoderoso», eso significa eso que puede hacer cosas que ustedes no comprenden o sólo puede hacer cosas que ustedes comprenden?

Bastante aliviadas de recibir una pregunta a la que era más fácil responder, me respondieron: «Puede hacer cosas que nosotras no comprendemos». Ya con esa respuesta agregué una pregunta más: ¿Entonces él puede estar en la Tierra y en el Cielo al mismo tiempo aunque ustedes no lo comprendan?

Esa pregunta parecía un tiro de gracia y me agradó que con franqueza repondieran: «Si, puede».

Les recordé que el texto que leyeron al inicio de la charla, empezaba donde Jesús dijo «Toda potestad me es dada en el cielo y en la Tierra…», entonces considerando que ellos se consideran «testigos de Jehová» y «no discípulos de Jesucristo», hay alguna parte de la Biblia donde aclare que cuando se le dió a Jesús toda la potestad en el cielo y en la Tierra eso excluía a los que querían comunicarse directo con Jehová?

Esa fué otra pregunta que cuando hice una pausa para esperar su respuesta, prefirieron no responder y respeté su silencio, pero insistí en la pregunta, presentándola de otra manera: Cuando dice Jesús que «toda» potestad, dirían ustedes que hay alguna excepción como que «los testigos de Jehová son los únicos que no están obligados a reconocer el señorío de Jesucristo», o realmente sin excepción le dieron «toda» potestad como ustedes leyeron al principio?

La respuesta de la señora mayor fue contundente: «Toda, no hay nada afuera»

Después de darme esa respuesta, la señora mayor continuó y amablemente me dieró las gracias por el tiempo que les había dedicado y que en otra ocasión podríamos seguir platicando de la Biblia. También les agradecí la visita y que les deseaba lo mejor y les dije que lo mejor que nos puede pasar está accesible para todos, porque Jesús ya lo pagó en la cruz y que tomaran en cuenta que el mandato de ir a hacer discípulos que me leyeron para empezar, venía directamente de Jesús, que no andaban cumpliendo un mandato de Jehová, así que, conviene honrar al hijo de Dios, no conviene esperar el día anunciado donde ante el nombre de Jesús se doblará toda rodilla en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra y que toda lengua confesará que «Jesucristo es el Señor» ( Filipenses 2:10-11 )

La segunda visita

Al día siguiente, sábado por la mañana, tocaron a mi puerta y era la señora joven del día anterior acompañada de un hombre muy bien vestido y comprendí que aquella visita estaba relacionada con la visita del día anterior. Saludé y mientras la señora con una ligera inclinación de cabeza correspondió al saludo, el hombre me devolvió cortesmente el saludo y me preguntó si podían hablar de la Biblia conmigo, a lo que respondí que me daría gusto y les pedí que pasaran adelante y se sentaran.

La seguridad en sí mismo que transmitía aquel hombre lo delataba como uno de sus maestros, uno al que le habían relatado lo conversado en la visita que me hicieron el día anterior y había venido para que aquella mujer saliera de las confusiones que aquella charla pudieron provocarle. Les pregunté si vivían en la ciudad a lo que contestaron que si y me pareció que habían llegado caminando desde considerable distancia porque el Sol aún no calentaba tanto para justificar el calor que parecían tener.

Les ofrecimos un refresco y lo aceptaron. Mientras bebían los primeros sorbos de su bebida, procurando que verle a los ojos no transmitiera ningún tipo de hostilidad, le pregunté de manera directa: «¿Usted es testigo de Jehová?» y él, sin bajar la mirada, como quien dice «a mucha honra!», me contestó «Si, soy testigo de Jehová»

Sin apartar la mirada de sus ojos le dije: «No, usted no es testigo de Jehová, usted es un ser humano como yo, necesitado de la misericordia de Dios y es importante tener eso en cuenta cuando vamos a leer la Biblia. La Biblia nos enseña cómo recibir la misericordia de Dios y debemos estudiarla para aprender lo que a Dios le agrada. Es un grave error que alguien busque en la Biblia respaldo para doctrinas relacionadas con cualquier religión, porque es la religión la que debe ajustarse a lo que dice la Biblia y no al contrario.

Si usted estudia la Biblia etiquetándose de testigo de Jehová, es probable que vaya a la Biblia a buscar textos o fragmentos que defiendan o respalden las doctrinas que caracterizan a los testigos de Jehová y a usted no lo salva una religión, lo que le salva es el amor de Dios. A usted y a mí, no nos conviene defender esta o aquella religión, nos conviene honrar a nuestro Dios. Hice una pausa para que él pudiera intervenir pero me hizo un gesto para que continuara y así lo hice.

Quisiera aclarar que el problema no está en que usted se considere «testigo de Jehová», porque sería el mismo problema que considerarse sólo «cristiano» e ir a defender las prácticas de alguna denominación cristiana específica. Jesús aclaró que a sus discípulos se les reconocería por sus frutos y que no todo el que le dijera Señor era de él, sino sólo los que hacían la voluntad de su padre, y la voluntad de su padre fué entregarle a su hijo toda la potestad en el Cielo y en la Tierra. También se nos dijo que el que no recibe al hijo, tampoco recibe al padre.

El evangelio según lo describe la Biblia, está el plan de salvación.

El hombre aquel y la mujer, no llegaron a discutir, en lo más profundo de su corazón querían respuestas y aunque parecían conocer lo que la Biblia decía, porque ambos asentían con leves movimientos de cabeza a cada escritura que yo citaba cuando les compartía el evangelio de Jesucristo.

Tardaron mucho escuchando, prestando atención a cada argumento que les compartí sobre el evangelio y el plan de salvación revelado en la Biblia. Se los expliqué de diferentes formas y ejemplos que en ese momento creía que les ayudarían a ellos en particular a comprender por qué Jesús era el único camino al Padre, porque tenía una idea de las doctrinas a las que habían estado expuestos.

Les dije cuán grave era su situación porque los que no aceptan al hijo como su Señor, rechazan al Padre, pués el que no recibe al hijo no recibe al padre. Y el asunto se agrava si quieren igualar a ellos al unigénito hijo de Dios, que equivale a igualarse ellos a Dios y con eso están haciendo lo mismo que hizo Lucifer que se quiso igualar a Dios. No hay nadie como Jesucristo, es nuestro Señor y Salvador, debemos tenerlo claro porque en la Biblia está anunciado que ante Jesús se doblará toda rodilla y toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor. ( Romanos 14:11 )

Les presenté varios ejemplos e hice mi mejor intento de exponerles el evangelio de Jesucristo. Pués así lo quizo Dios, «nadie viene al Padre si no es por mí, dijo Jesús», acaso allí dijo: «Excepto los testigos de Jehová, esos son tan especiales que pueden ignorar al hijo, ellos pasan directo con el jefe, ellos pueden acomodar las escrituras para que coincidan con las doctrinas de sus fundadores». Claro que no dice eso, pero sus doctrinas hacen creer que si, que saben más que Dios.

Traté de aclararles que no era de qué religión gana, que si estamos equivocados ponemos en riesgo nuestro futuro eterno y que todo lo dicho era para bien de sus almas. Un par de horas después los llevé al centro de la ciudad y aún mientras íbamos en el vehículo seguimos platicando del evangelio.

La tercera visita

Varios días después de la segunda visita, un domingo por la mañana, antes de subirme al vehículo, pasaba frente a la casa un grupo de testigos de Jehová y uno de ellos se acercó para hablarme de la Biblia y cuando me disculpé porque estaba de salida, se molestó y dijo que yo tenía miedo de hablar de la Biblia con alguien que sí sabía. Intenté que comprendiera y sólo se molestó más y… quiero creer que su molestia se debía que los que me visitaron las veces anteriores comprendieron y buscaron otra iglesia donde realmente se predicara el evangelio.

Este nuevo visitante actuaba como si yo tuviera cuentas pendientes con él o con su religión. Nadie tiene la capacidad de hacer que alguien entienda algo que no le interesa y tampoco aunque le interese si Dios no le permite entenderlo. Si alguien entiende el evangelio ya debe darse por dichoso de contar con el favor de Dios. El mejor ejemplo de esta limitación nuestra de entender las cosas de Dios podemos encontrarla en la charla que Jesús sostuvo con sus compañeros de viaje camino a Emaús, que no entendieron sino hasta que él abrió sus entendimientos para que comprendieran lo que les había platicado durante el camino.

Aquel hombre molesto, si alguna vez lee esta anécdota, si a su entendimiento aún no ha llegado la luz del evangelio de Jesucristo, seguirá pensará como aquel león que consideró falsa la pintura del cazador con el león muerto y creerá que comparto una historia a mi conveniencia, porque para él sería inconcebible que alguien que no fuera de su religión pudiera destruir los argumentos bien aprendidos de los que practican su religión. Porque no tiene idea del poder que hay en la palabra de Dios.

Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Hebreos 4:12

Cualquier doctrina que se considere «cristiana» puede ser evaluada a la luz de la escritura y todas sus incoherencias serán reveladas. Adrian Rogers explicaba muy bien que la palabra de Dios no necesita que la defendamos, ella se defiende solita. Es a nosotros nos conviene conocerla, para evitar los engaños y debemos exponerla para liberar engañados, porque al conocer la verdad son liberados. ( Juan 8:32 )

No hay forma en la que se pueda sostener si no es conforme a la palabra de Dios. Lo más es que pueden hacer para mantener en engañados a sus seguidores, es decirles que no hablen de doctrina con otras personas, les dirán que sólo ellos saben la verdad pero esa es la principal de sus me tiras porque clarito lo dejó Jesús al decir que él era el camino, la verdad y la vida, nadie viene al padre si no es por él ( Juan 14:6 ). No hay otro nombre dado a los hombres en el que podamos ser salvos y sólo hay un mediador entre Dios y los hombres…. Jesucristo. ( 1Timoteo 2:5 )

Conclusión

Es comprensible que así como el león, cuando algún testigo de Jehová lea esta historia, creerá que sólo son tonterías o que no fueron conversaciones reales. no es posible el resultado de las visitas que de ellos recibí, porque también claro, no basta con tener armas para hacer la diferencia, es necesario conocer de armas y elegir la apropiada, luego es necesario verificar que cuente con municiones y saber accionar las armas, sin olvidar el valor necesario para ir a buscar e intentar cazar al rey de la selva, ya que muchos hombres han muerto en sus garras.