Si deseo identificar, a ciencia cierta, a un tigre entre muchos animales diferentes, me sería de mucha útilidad, si no indispensable, el haber conocido previamente a un tigre, ya sea por haberlo visto en vivo o por haber visto una ilustración hecha por alguien que haya visto a un tigre. De la misma forma, si quiero identificar a Cristo en las diferentes formas de cristianismo que se practican, debo referirme a la «ilustración» que de él escribieron aquellos que le vieron, aquellos que estuvieron dispuestos a entregar su vida para demostrar que no estaban mintiendo. Porque aquellos que no creían los pretendieron silenciar amenazándoles y asesinándoles pero, para que su testimonio llegara a nosotros y nos quedara claro que hablaban la verdad, Dios permitió que les quitásen la vida para que nosotros tuviésemos un testimonio firmado con la sangre de los testigos.
Siguiendo con el ejemplo. Si no cuento con una ilustración del tigre, me podrian presentar un oso y decirme que se trata de un tigre y lo aceptaré porque no conozco a un tigre. No son suficientes los detalles aislados o un grupo de características acerca de alguien o de algo para que lo pueda identificar con certeza, y mucho menos probable será que lo pueda identificar si existe alguien más, interesado en confundirme creando similitudes que sólo varían en «pequeños detalles». Porque suele suceder que en los pequeños detalles están las grandes diferencias. Me pueden decir que el tigre es un felino (debo conocer algo de los felinos), me pueden decir también que es un animal de cuatro patas, que tiene manchas negras y que caza para comer. Con estos detalles tengo una buena referencia, pero igual, pueden tomar un animal «parecido» que cumpla con esos detalles y hacerme creer que se trata de un tigre, yo lo aceptaré porque no conozco a un tigre. Si yo conozco a un tigre, sería un gran problema para los que me deseen engañar, pero tienen una posibilidad, la que suele suceder con el cristianismo: Que yo consienta en el engaño.
Si las personas temen irracionalmente a un tigre y me explican que lo mejor será que presentemos como tigre a una vaca, porque hemos aprendido a querer al tigre y no queremos que las personas le tengan ese temor «infundado» y que acaricien la vaca para que aprendan a darse cuenta que no les hace daño y así aprenderán a querer «al tigre» porque el tigre no es malo. Puede que me digan que «la vaca» les habló diciéndoles cosas muy positivas del tigre y que ella estaba dispuesta a quitar esos malos conceptos que tenían del tigre, o que ella misma lo conoce y que sabe que él no sería capaz de hacernos daño. Puede que me convenzan de aceptar como tigre a la vaca y así «ayudar» a las personas a erradicar su infundado temor hacia el tigre. Eso hacen muchos, aceptan una forma de cristianismo modificada con «buenas intenciones» y sin darse cuenta ya no muestran al Cristo que, al ser cuestionado por la dureza de sus palabras, le preguntó a los que los cuestionaban: Queréis iros vosotros también?. Por supuesto que aquellos que los cuestionaron lo hicieron con la buena intención de que se incrementaran los seguidores pero ese no es el propósito, Jesucristo no vino a coleccionar seguidores, él vino a buscar «beneficiarios» de su testamento, vino a buscar personas que aceptasen heredar con él. Por lo mismo, para heredar hay que conocer las condiciones del testamento y estar de acuerdo con ellas para recibir la herencia.
El cristianismo sufre desprestigio, desprecios y recibe toda clase de insultos inmerecidos, porque aquellos que no le conocen, han considerado cristianismo a aquello que no lo es. Pero no hay excusa para los engañados, porque Jesucristo se tomó el tiempo para visitarnos, hablarnos y dejar suficiente referencia para que le conozca aquel que lo desee.
Los criterios equivocados para diferenciar «una secta del cristianismo» de una «iglesia cristiana» se utilizan popularmente. Entre esos criterios equivocados para ver si se trata de una iglesia cristiana:
- El tamaño de la iglesia o la cantidad de miembros
- La antigüedad de la iglesia (antigüedad en la historia laica)
- El tiempo que estudian sus ministros
- La cantidad de iglesias o la cobertura mundial
- El grado de organización o estructura jerárquica (humana)
Creen que una iglesia es cristiana porque es muy grande, muy antigua o porque sus ministros estudian cierta cantidad de tiempo. Incluso, entre las personas que no conocen la Biblia, personas bien intencionadas que, consideran un pequeño error varios siglos de asesinatos, creen que el catolicismo es critianismo. Pero sería tarea fácil si sólo el catolicismo fuera una secta cristiana, existen varias más y en su momento veremos a cada una de ellas para mostrar que no acercan a Cristo sino a alguien más.
Empecemos por esto: Se requiere del obrero que sea hallado fiel. Estas palabras escritas constituyen el punto de referencia. No se requiere que tenga cierta edad, que tenga cierta cantidad de miembros o cierto estudio. La congruencia de la Biblia en toda su dimensión es asombrosa. Dios prefiere la obediencia y no el sacrificio, por eso mismo, el requisito es la fidelidad, aquel que respeta y obedece la palabra de Dios es el que califica como cristiano, así sucede con la iglesia. Aquella iglesia que obedece el mandamiento de Dios y se limita a promoverlo para honrar a Dios, puede ser considerada una iglesia cristiana, una iglesia fiel como Dios desea. En la fidelidad está todo. Aquel que saca vuelta a un mandamiento o un principio bíblico, está fuera de esta categoría, no puede ser considerado un siervo de Dios, ni puede ser considerada la iglesia de Jesucristo aquella que no practica lo que la Biblia enseña.
Hay un criterio bíblico que debemos aplicar, un criterio que identifica al cristiano y a la iglesia cristiana: Por sus frutos los conoceréis. Si considero que mi iglesia es muy antigua y eso le convierte en la iglesia de cristo, debo detenerme un momento y ver cuáles fueron sus frutos, si encontramos asesinatos y persecusiones entre sus frutos, definitivamente no es la iglesia de Cristo. No se trata de olvidar el pasado o perdonar «excesos cometidos en nombre de la fe», es la evidencia de la falsedad que no debemos ignorar porque nos va el alma en ello.
Una secta cristiana, sin importar su tamaño o antigüedad, puede definirse como aquella que aplica parcialmente la escritura, le agrega procedimientos o ritos no bíblicos y en lugar de reconocer aquellos desvíos descaradamente evidentes pretende disfrazarlos o justificarlos con «una verdad divinamente revelada».
La iglesia de Cristo no es una organización tan noble ni tan organizada para mostrarla como ejemplo, es un grupo de personas distribuidos en todo el mundo que comparten su FE y fidelidad a Jesucristo. La iglesia de Jesucristo nunca ha procurado aprovecharse de los reyes o gobernantes para imponerse, la iglesia de Jesucristo ha tenido épocas en las que les han asesinado en nombre de Jesucristo haciendo uso de la más cruda crueldad y hasta ha parecido que no existe oficialmente pero es porque está sufriendo persecusión como se le anunció.
En una ocasión, una persona me preguntó dónde estaba la iglesia de Jesucristo en cierto período de la historia, como indicando que en ese tiempo había sido exterminada o que había apostatado de la FE, corrompiendo la doctrina. La respuesta fue la siguiente: Si a usted le están persiguiendo para matarle con las peores torturas porque no quiere tomar una religión que se le quiere imponer, seguramente no colocará un letrero luminoso diciendo aquí estoy, pues bien, el tiempo ese, la iglesia de Cristo sufría persecusión y se encontraba en un remanente que Jesucristo siempre guarda, estaba en el corazón de aquellos que prefierieron ser quemados y asesinados como herejes que aceptar una religión torcida producto de una mescolanza que en lugar de avergonzarles, orgullosamente la reconocen «sincretismo».
El que desea ser cristiano debe remitirse a la Biblia y tener mucho cuidado de apartarse de ella, peor aún, huir de hacer aquellas cosas que Dios dice claramente que aborrece, porque no hay propósito lo suficientemente bueno para justificar ante Dios el no hacer lo que él manda o el guardarse de hacer lo que él aborrece.
La religión pura, aquella que pretende enseñarnos a comunicarnos con nuestro Dios, es aquella que nace del deseo sincero de hacer lo que Dios quiere, porque lo que Dios quiere es lo que nos conviene y nunca está desactualizado.
El conocimiento de la Biblia permite identificar a la iglesia de Cristo. No hay cristianos de este sabor y cristianos de este otro sabor. La iglesia de cristo es una, una sola, no necesariamente organizada pero en sintonía perfecta con la voluntad de Dios. Porque Dios ve el corazón, no ritos ni sacrificios inútiles que nada bueno aportan. Aquella que respeta donde dice: Hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo. Jesús dijo Yo soy el camino la verdad y la vida, nadie viene al padre si no es por mí. Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tu casa. En ningún lugar la Biblia justifica la participación de terceros en la relación con Dios, Dios no necesita ayudantes para comunicarse con nosotros, el mediador es aquel que con su sangre derramada en la cruz estableció una forma de reconciliación con Dios que nos había desechado por nuestras malas obras. No hay más que leer la Biblia para darnos cuenta de la verdad.
Las verdades divinamente reveladas o «dogmas» no pueden contradecir ni agregar a lo que la Biblia enseña, sin embargo, en las sectas, esto sucede. Tuercen la verdad y se justifican diciendo que Dios les dió algo más «actualizado» algo que «atrae más personas a Cristo», algo que, según ellos, «será bueno para la iglesia».
La verdad es una, absoluta e incuestionable: Jesucristo.